Como todos sabemos, los
calçots son una variedad de cebollas tiernas o cebolletas, cultivadas de forma
diferente a las normales, que les confiere unas medidas y una forma muy
distinta al resto de las cebollas, ya que tienen una longitud de 15 a 22 cm, y
un diámetro que oscila entre 1,70 cm. a 2,50 cm. Como se ve, son largos i gruesos.
Recuerdo la primera vez
que los probé, me quedé estupefacta al ver que debíamos ponernos babero para no
mancharnos y usar guantes porque se tenían que comer con las manos. Esto no es
un capricho sinó una necesidad.
Los calçots se cuecen
sobre el fuego y cuando las capas exteriores están quemadas y negras, se
envuelven en papel de periódico per grupos de unos 25 calçots, donde permanecen
una media hora y es donde acaban de cocerse y así se sirven en la mesa
Del calçot solo de come
la parte interior que está tierna pero para sacarla hay que cogerlo con una
mano por la raíz y con la otra mano, desde el otro extremos, se escogen las
capas internas y tirando de ellas, sale la parte comestible.
La temporada dicen que es, más o menos desde Noviembre hasta mayo próximo o junio.
Según nos han contado
vienen de la época romana porque existe una pintura de aquella época en la que
se ve a una persona comiendo el calçot y su origen viene de Cataluña y se cuenta
que un payes lo cultivaba en su campo de Valls (Tarragona) a finales del siglo
XIX.
El asunto es que éste
producto se ha hecho popular por toda España, se ha puesto de moda y se come en
un montón de grupos de gente cuando sale de excursión y llega la hora de comer.
Ahora, la Unión Europea les ha otorgado el sello IGP, para garantizar la
localidad de origen. Hay montones de fiestas en las que se celebra su comida.
Además de todo lo dicho
anteriormente, para comerlos se suelen acompañar con una salsa llamada romesco,
que es riquísima.
Normalmente de segundo plato se come “butifarres” (morcilla
en castellano) asadas con los restos del fuego de los calçots, carne de cordero, etc., pero regados
siempre con vino y cava, y para finalizar crema catalana.
Ya sé que la mayoría de vosotros sabéis hacerlos,
comerlos y divertiros en la fiesta pero eso fue lo que me sorprendió la primera
vez que los comí al venir a Barcelona al casarme con un catalán.
Son tantas las cosas que me han gustado de esta Comunidad que me siento muy feliz de vivir aquí y de que me hayan adoptado para vivir en ella. Yo a cambio le he dado lo mejor que tengo: mis hijos i mis nietos.
Todo un tesoro
Mary Luz Eixarch
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