Como decía el Dalaí Lama “Necesitamos, en definitiva interesarnos más por el bienestar de los
demás”. En otras palabras, lo que ahora falta es la bondad, la compasión,
debemos mirar en nuestro interior.
Como era el Dalaí Lama, no creéis?. Nuestro cerebro no es
tan rápido como en la juventud, pero creo que gana más en flexibilidad y
nosotros, los mayores tomamos decisiones correctas y cuando hace falta
conectamos.
Es por esto por lo que yo pienso que no debemos tener
miedo a la vejez, sino interesarnos por hacer cosas y no quedarnos quietos en
casa; hay que ir de tiendas, cafés, espectáculos. Hay que estar orgullosos de
la edad que tenemos.
Hay que hacer que nuestros brazos abracen, que nuestros
labios besen y que lleguemos a casa cansados y satisfechos por lo realizado
durante el día.
Según dice Robert Waldínger (psiquiatra de Harward) “sentirse felices reduce el riesgo de enfermedad y nos hace estar sanos”.
Cuando una persona tiene buen corazón se nota desde lejos
no creéis?. Las personas más preciosas son aquellas que nos abrazan por dentro
y nos hacen sentir bien con su presencia como lo hacen muchos de nuestros
amigos y parientes. A veces pienso que debemos alejarnos de los que nos hacen
sentir mal.
Madurar nos convierte en personas más seguras y
positivas, puede que perdamos fuerza pero se gana en sabiduría. Tenemos que
hacer “Stop”. en pensamientos como… no puedo hacer deporte… no tengo edad para
ciertas cosas, etc. pero no hay que obsesionarse con ello, hay que tomarse la
vida con tranquilidad. No opináis igual que yo?.
Lo que creo es que hemos de tener mucho cuidado es con
ciertos peligros como: no usar alfombrillas porque se puede resbalar, no
mezclar lejía con amoniaco, secarse el pelo lejos del agua, no incorporarse de
golpe estando tumbados o sentados, sujetarse en los pasamanos al subir y bajar,
mirar siempre al suelo al caminar etc. etc. Esto me lo dice siempre mi hermana
y francamente, le hago caso.
Nuestra edad es preciosa.
Mary
Luz Eixarch